Friday, November 18, 2005

Nada
Encontraron muerta a la vecina del 2 C, a tres puertas de mi casa. Vivía sola. El portero le tocó la puerta ayer y nadie contestó. Hoy entraron y descubrieron su cuerpo en la cama, dicen que por lo menos hacía tres días que estaba ahí. Yo no la conocía, y si me la crucé en el pasillo alguna vez, no me acuerdo de su cara. El portero me dijo que tenía una hija en España y otro al que por suerte pudo ubicar para decirle que su mamá había muerto hace tres días. Ahora en el departamento hay un policía que hace guardia desde el balcón. Abrió puertas y ventanas para ventilar un poco el ambiente. Habré pasado 15 o 20 veces por la puerta de su casa en estos tres días? De repente, me acuerdo de la noche en que se murió mi gato. Georgie. Era el más vivaracho de los dos cachorros que había tenido Morro, la gata de mi mamá. Me lo traje cuando tenía poco más de un mes. Mi mamá me dijo que esperara, que tenía que estar más con la madre, pero yo me lo traje igual. Corría por todo el living, saltaba por los sillones, se escondía abajo de mi cama. Un día se empezó a sentir mal, vomitaba y estaba caído. Lo llevamos al veterinario, quien no supo decirnos que tenía, pero nos adelantó que era muy difícil que sobreviera a esa noche. Lo único que se podía hacer, nos dijo, era mantenerlo caliente, ponerle una lampara y abrigarlo con una manta. Así lo hice y lo dejé en mi cuarto al lado de mi cama. Yo me fui al living a ver la tele. No me animé a quedarme con él. Me quedé viendo la tele. Cada tanto iba y lo miraba. Gemía, estaba mal, se moría. Pero yo no me quedé. No quise. Cuando volví ya no gemía. Ya no era nada. Como dijo el veterinario, no pasó la noche.
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